Burgohondo es un pequeño municipio de la provincia de Ávila, localizado en la comarca natural del Valle del Alberche, en las estribaciones de la cara norte de la Sierra de Gredos.
El municipio se encuentra ubicado en un hondo, entre la Sierra de la Paramera y la cara norte de la Sierra de Gredos; a una altitud que oscila entre los 852 msnm. en el casco urbano y los 1934 msnm. en la cima más alta de la Sierra, denominada Cerro Mojón Cimero.
De clima mediterráneo, el término municipal se encuentra localizado a 36 Km de la capital de la provincia y a 120 Km de la capital madrileña; y su extensión es de 55,7 Km2, con una población es de 1300 habitantes. Cuenta además con diversos núcleos rurales, algunos de ellos antiguos barrios de agricultores y ganaderos cercanos a las explotaciones que se encuentran en parajes de gran belleza y cuyas construcciones tradicionales (hornos, potros de herrar, casillas, fuentes naturales..) nos recuerdan aún hoy las formas de vida de antaño.
El núcleo urbano está presidido por la Abadía de Santa María (siglo XII-XVI) antiguo convento de la Orden de San Agustín, que fue centro religioso de la comarca durante 6 siglos. El patrimonio histórico monumental de Burgohondo se refleja en la gran variedad de elementos arquitectónicos que se encuentran dispersos en el territorio: la Ermita de los Judíos, una joya del siglo XV cuyas excepcionales pinturas murales fueron descubiertas y rehabilitadas hace apenas 6 años. Representan varias escenas de la pasión de Cristo.
Las Escuelas Viejas, construcción realizada por los vecinos de Burgohondo para impartir las clases en los años 50, alberga hoy un establecimiento hotelero, Posada Real, de los más renombrados del Valle.
Forman parte del destacado patrimonio arquitectónico local los puentes de Puente Arco, Puente Nueva, así como la Ermita de San Roque, la Plaza Mayor donde se desarrollan los festejos taurinos, los diversos escudos esculpidos en los dinteles de algunas casas.
El recurso natural por excelencia es, sin duda, el río Alberche, eje vertebrador del territorio, que discurre entre gargantas y praderías hasta llegar a Burgohondo, atravesando 7 Km. del término municipal, donde forma abundantes pozas que forman piscinas naturales muy apreciadas por pescadores y bañistas.
La ribera del Río Alberche, con una extensión que ocupa el 2% del área del término municipal (88,68 Ha), está catalogada como Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) por su alto valor ecológico y su variada biodiversidad: nutrias, truchas, barbos, cachuelos, bogas; así como ardillas, zorros o cigüeña blanca… Algunos tramos de la ribera del río han sido rehabilitados para su disfrute, adecuándolas como zonas naturales de ocio y descanso.
El municipio está conformado por una gran variedad del paisajes: desde la zona serrana más escarpada donde abunda la retama y el piorno, hasta las estribaciones que finalizan en el río conformadas por una gran diversidad de vegetación: alisos, fresnos, sauces, mimbreras, chopos, nogales, robles y pinos; así como por pequeñas tierras de cultivo. La zona de las Umbrías interrumpe el paisaje de baja montaña con pequeñas construcciones de piedra que van formando barrios que se distribuyen en la Sierra que estuvieron habitados hasta los años 50.
Entre las tierras de cultivo, destacan los campos de melocotoneros, producto autóctono por excelencia, cuya producción constituyó una importante aportación a las rentas de las familias a partir de los años 50; y aún hoy sigue siendo una fuente de ingresos complementaria de la temporada, y las viñas, así como pequeños huertos hortícolas para autoconsumo con variedad de productos como tomates, patatas, berenjenas, cebollas, lechugas, calabacines,…
En las aguas del río Alberche se pueden encontrar nutrias, así como abundantes barbos, bogas, cachuelos, gobios y truchas, muy apreciados todos ellos para la pesca deportiva.
En relación con los proyectos agroecológicos desarrollados en el municipio, a comienzos de 2013 se puso en marcha el Plan de Emprendimiento Agroecológico Local con el objetivo principal de recuperar el uso de las tierras abandonadas, dinamizando iniciativas agroecológicas locales y promoviendo oportunidades de autoempleo agroecológico en nuestro municipio y comarca, mediante la detección de un nicho de empleo con grandes posibilidades para el desarrollo local de nuestros pequeños municipios y la generación de empleo, basado en el circuito corto o comercio de proximidad de productos agrícolas y ganaderos autóctonos. De este modo, recuperamos el uso y la fertilidad de la tierra, potenciamos la recuperación de productos autóctonos naturales y de calidad, generamos oportunidades de autoempleo rural y apoyamos y tutelamos iniciativas agroecológicas; y promovemos la cultura del comercio corto o de cercanía, que resulta esencial para el desarrollo socioeconómico del medio rural.
En este marco, se han puesto en marcha los primeros huertos sociales y de emprendimiento, las primeras acciones formativas en agroecología y se han comenzado a captar tierras en desuso para ofertarlas en el Banco de Tierras y ofrecerlas a potenciales emprendedores.